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Aiden había estado aplastando a este tipo en el gimnasio desde hace semanas. Con el tiempo, él había calculado el horario del chico y había sincronizado el suyo para que coincidiera. Cuatro días a la semana, tiene que hacer su entrenamiento con un espectáculo, verlo sudar e incluso echar un vistazo al vestuario. El tipo incluso había comenzado a darse cuenta, pero no parecía importarle la atención.

Hoy, Aiden acababa de terminar su entrenamiento y voyeurismo, y siguió su enamoramiento misterioso en el vestuario. Normalmente el tipo se vestía y se metía en la ducha, pero hoy estaba parado junto a los casilleros, casi como si hubiera estado esperando que Aiden intervenga. Se acercó y sonrió, "está bien, uno de nosotros tiene que decir algo finalmente. Me has estado mirando por siempre, ¿has tenido el valor de hablar conmigo o algo así?

Aiden fue tomado completamente por sorpresa en la presencia de este tipo. Tan pronto como se había acercado, el almizcle de su entrenamiento había llenado el aire entre ellos, y le nublaba la cabeza. Solo se quedaba mirando como un perrito tonto mientras las gotas de sudor le bañaban la camisa. "Yo ... bueno ... solo estaba ..."

"Vamos hermano, está bien. No eres el primero y no serás el último. También creo que eres lindo, así que no hay nada de qué avergonzarse ", dijo el tipo con fanfarronería inimaginable. Aiden prácticamente se derritió ante el cumplido. "Podría estar adivinando aquí, pero decidí no esperar a ducharme, ¿no es cierto?" El hombre se acercó aún más, su camisa húmeda tocando la de Aiden. "Vamos, puedo decir que quieres tomar una bocanada".

Levantó su axila, y todo lo que Aiden pudo hacer fue inclinarse y empujar su rostro contra la carne sofocante. Fue agrio, pero celestial. Aiden inhaló profundamente, y se sintió mareado y casi mareado, intoxicado por el almizcle. Sin embargo, antes de que él lo supiera, su rostro descendió, y ya no podía apoyarlo en la profundidad de la axila de este dios. Abrió los ojos, y para su sorpresa, el hombre parecía tener los pies más altos de lo que acababa de ver. De hecho, ¡toda la habitación parecía más grande!

"Ah sí, se me olvidó mencionar, mis pozos pueden hacer eso", dijo el hombre con una sonrisa, el brazo levantado. "No te preocupes, puedo devolverte a la normalidad, pero creo que primero deberíamos divertirnos. ¿Cómo te sientes al volver a mi casa? Por supuesto, si lo haces, estarás viajando dentro de mi pozo. Si eso te suena bien, vuelve a poner tu cara allí. Se sentó en un banco y esperó expectante. Aiden estaba aprensivo, pero no pudo resistir el encanto del hombre. Enterró la cara de nuevo y volvió a sentir el mismo mareo. Antes de que lo supiera, sintió que la mano del hombre lo empujaba más y lo sujetaba a la carne sudada.

Vance mantuvo un ojo vigilante, asegurándose de que no lo interrumpieran ya que el hombre que estaba parado frente a él se redujo. Lo mantuvo en su lugar hasta que fue lo suficientemente pequeño, y luego cerró su brazo, sellándolo dentro. Él no había estado mintiendo, podía cambiar al hombre fácilmente. Pero tenía la sensación de que después de una hora más o menos atrapado en el almizclado y peludo bolsillo de su axila, el hombrecillo le suplicaría que se quedara así para siempre. Ellos siempre lo hicieron

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Aiden había estado aplastando a este tipo en el gimnasio desde hace semanas. Con el tiempo, él había calculado el horario del chico y había sincronizado el suyo para que coincidiera. Cuatro días a la semana, tiene que hacer su entrenamiento con un espectáculo, verlo sudar e incluso echar un vistazo al vestuario. El tipo incluso había comenzado a darse cuenta, pero no parecía importarle la atención.

Hoy, Aiden acababa de terminar su entrenamiento y voyeurismo, y siguió su enamoramiento misterioso en el vestuario. Normalmente el tipo se vestía y se metía en la ducha, pero hoy estaba parado junto a los casilleros, casi como si hubiera estado esperando que Aiden intervenga. Se acercó y sonrió, "está bien, uno de nosotros tiene que decir algo finalmente. Me has estado mirando por siempre, ¿has tenido el valor de hablar conmigo o algo así?

Aiden fue tomado completamente por sorpresa en la presencia de este tipo. Tan pronto como se había acercado, el almizcle de su entrenamiento había llenado el aire entre ellos, y le nublaba la cabeza. Solo se quedaba mirando como un perrito tonto mientras las gotas de sudor le bañaban la camisa. "Yo ... bueno ... solo estaba ..."

"Vamos hermano, está bien. No eres el primero y no serás el último. También creo que eres lindo, así que no hay nada de qué avergonzarse ", dijo el tipo con fanfarronería inimaginable. Aiden prácticamente se derritió ante el cumplido. "Podría estar adivinando aquí, pero decidí no esperar a ducharme, ¿no es cierto?" El hombre se acercó aún más, su camisa húmeda tocando la de Aiden. "Vamos, puedo decir que quieres tomar una bocanada".

Levantó su axila, y todo lo que Aiden pudo hacer fue inclinarse y empujar su rostro contra la carne sofocante. Fue agrio, pero celestial. Aiden inhaló profundamente, y se sintió mareado y casi mareado, intoxicado por el almizcle. Sin embargo, antes de que él lo supiera, su rostro descendió, y ya no podía apoyarlo en la profundidad de la axila de este dios. Abrió los ojos, y para su sorpresa, el hombre parecía tener los pies más altos de lo que acababa de ver. De hecho, ¡toda la habitación parecía más grande!

"Ah sí, se me olvidó mencionar, mis pozos pueden hacer eso", dijo el hombre con una sonrisa, el brazo levantado. "No te preocupes, puedo devolverte a la normalidad, pero creo que primero deberíamos divertirnos. ¿Cómo te sientes al volver a mi casa? Por supuesto, si lo haces, estarás viajando dentro de mi pozo. Si eso te suena bien, vuelve a poner tu cara allí. Se sentó en un banco y esperó expectante. Aiden estaba aprensivo, pero no pudo resistir el encanto del hombre. Enterró la cara de nuevo y volvió a sentir el mismo mareo. Antes de que lo supiera, sintió que la mano del hombre lo empujaba más y lo sujetaba a la carne sudada.

Vance mantuvo un ojo vigilante, asegurándose de que no lo interrumpieran ya que el hombre que estaba parado frente a él se redujo. Lo mantuvo en su lugar hasta que fue lo suficientemente pequeño, y luego cerró su brazo, sellándolo dentro. Él no había estado mintiendo, podía cambiar al hombre fácilmente. Pero tenía la sensación de que después de una hora más o menos atrapado en el almizclado y peludo bolsillo de su axila, el hombrecillo le suplicaría que se quedara así para siempre. Ellos siempre lo hicieron